lunes, 29 de diciembre de 2008

Trabajos internos en nuestra iglesia

Desde mediados de noviembre hasta el 23 de diciembre de 2008 se realizarón trabajos de mantención dentro del templo. Fue cambiada toda la intalación eléctrica, el interior se pintó en tonos verdosos iluminados a diferencia del sombrío plomiso que durante más de treinta años lució. El color junto con ser un tono disimulador del polvillo en suspensión que cae sobre las casas de Guayacán producto del acopio de mineral de la CMP, es el color de la insignia del Inmaculado Corazón de María, llamado popularmente escapulario verde, color de esperanza, de espera y confianza en el amor del Inmaculado Corazón de María, fuente de conversión y refugio seguro en las dificultades de la vida. La Imagen de nuestra Patrona volvió a ocupar su sitial sobre el altar en el centro del retablo, mucho más modesto por cierto que el original que fue retirado junto con la imagen hace cuatro décadas, pero que se ajusta de mejor forma al estilo arquitectónico a diferencia de la ornamentación moderna instalada en lugar de la originaria motivo de disgusto de cuantos durante años visitaron este lugar de oración y monumento nacional. Damos gracias a Dios por lo logrado fruto del solo esfuerzo de nuestra comunidad de fieles, rogando para que las autoridades en algún momento tomen conciencia de la preservación de esta joya arquitectónica y cumplan su palabra aquellos que se comprometieron a mejorar el exterior del templo.


martes, 16 de diciembre de 2008

PRIMERAS COMUNIONES 2008


"Caro mea vere est cibus, et sanguis meus vere est potus;
qui mandúcat meam carnem, et bibit meum sánguinem,
in me manet, et ego in eo".

Mi carne es verdadera comida, y mi sangre verdadera bebida:
el que come de mi carne y bebe mi sangre, mora en mí, y yo en él.

¡Con cuanto alborozo de nuestra alma, damos cuenta a nuestros lectores de la fervorosísima Primera Comunión efectuada por los niños de Nuestro Catecismo!, sí, la conmovedora fiesta fue celebrada por nuestros niñitos, el14 de diciembre, Domingo de Gaudete, y solemnizada con la presencia del Sr. Cura Párroco Don Carlos Valenzuela.

Después de un tiempo de preparación semanal, donde los jóvenes catequistas hicieron derroche de abnegación y paciencia, los niños y niñas de Nuestro Catecismo, en número de diecisiete, se acercaron a recibir en sus almas a Jesús Sacramentado, quien desde lo alto de su Trono parecía sonreirles amoroso.

Inmediatamente antes del anhelado momento, el Cura Párroco, dirigió a los niños frases llenas de unción, en las que, después de mostrarles las delicias del Pan Eucarístico, les hizo notar la predilección amorosísima de que eran objeto en esos instantes de parte de Jesús Sacramentado, ellos, todavía seres anónimos, ajenos a los banquetes del mundo, y con tan escogida participación en el gran Banquete celestial... instándolos a aprovechar los felices momentos de unión con Jesús para pedirle no sólo por sí mismo y sus familias, sino también por la patria, hoy día en tanta tribulación y tan necesitada de sobrenatural asistencia.

Terminada la celebración, los predilectos de Jesús pasaron a tomar un modesto desayuno que se les tenia preparado.

Damos gracias al Altísimo por permitirnos celebrar después de tantos años unas primeras comuniones y en un número mayor.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

La Inmaculada Concepción.

" Benedícta es tu, Virgo María, a Dómino Deo excélso
prae ómnibus muliéribus super terram"
Bendita tú eres por el Señor Dios excelso,
oh Virgen María, sobre todas las mujeres de la tierra

¡Eres toda bella, oh María, y en ti no hay mancha alguna!.


¿Qué nos dice con esto la Sagrada Liturgia?, ¿Nos quiere acaso insinuar que, a ejemplo de su divino Hijo, fue concebida por obra del Espíritu Santo? No; la Iglesia con estas palabras nos quiere decir que en el momento de su concepción, esto es, cuando su alma se unió a su cuerpo, ella fue preservada de la mancha original.


Según el plan divino, Adan, nuestro primer padre y jefe de la humanidad, debía comunicarnos no sólo la vida del cuerpo, sino también la vida del alma mediante la gracia.

Igual cosa sucede a un padre de familia, dueño de una gran fortuna; la tiene para sí, para su mejer y sus hijos; pero si la malgasta, se empobrece a sí mismo y a todos los suyos.

Con su pecado el primer hombre perdió para sí y para nosotros el capital divino de la gracia santificante.

Venimos, pues, al mundo con la tara del pecado, la cual desaparece el día en que tenemos la dicha de recibir el santo bautismo. En ese instante memorable no hay exageración en decir que de nuevo se abre el cielo, y el Padre celestial repite aquellas palabras tan conocidas: "Este es mi hijo en quien me complazco".

Por los méritos de Jesucristo María santísima fue excenta de pecado original; y al entrar en este mundo resoban a sus oídos estas palabras del Cantar de los Cantares: "Eres toda bella, amiga mía, eres toda bella".

Además, la Trinidad Santísima se complació en otorgarle otros privilegios. Así es como no conoció los embates de la concupisción que azotan al Apóstol de las gentes y lo hacen exclamar: ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?.

La virgen santísima dio a luz su Hijo divino sin experimentar el aguijón del dolor. Muere sin agonía, en un éxtasis de amor. Su cuerpo inmaculado está exento de la corrupción del sepulcro: y al tercer día de su glorioso tránsito los ángeles se llevan al cielo a su Reina con su cuerpo y alma.

¿Por qué la Inmaculada Concepción?

Jesucristo, la santidad infinita, al querer hacerse hombre, no debía nacer sino de la Inmaculada. Aquel que encuentra manchas en los espíritus celestiales, aquel que se apacienta entre lirios, convenía que viniera a este mundo de una carne revestida de pureza y de santidad. De otro modo el baldón de la madre recaia sobre el Hijo. Y puedieron evitarlo, ¿Lo permitiría Jesucristo?.

Además, su gloria estaba muy comprometida en esto. El viene a la tierra para destruir el imperio del pecado.

Una tradición dice que el profeta Jeremías, San José, su padre putativo, y San Juan Bautista fueron santificados en el seno materno; sin duda por la misión especial que iban a desempeñar.

En cuanto a nosotros se nos borra el pecado original cuando corre sobre nuestra frente el agua bautismal. Pero, hay un momento en nuestra existencia en que todos somos esclavos del enemigo de nuestra alma; ese momento es el de la concepción. Pero ese momento de tanta gloria para Satanás se le convirtió en la derrota más sonada, cuando santa Ana concibió la Llena de gracia.

Con el correr de los años María iba a ser madre de Jesús. Jesús es su Dios desde la eternidad; la ama con amor divino; y este amor es eficaz y todopoderoso. Luego, amando a madre con un amor infinito y pudiendo hacerla inmaculada ¿No la habría hecho? ¡imposible!.

Antes de ser de fe el dogma de la Inmaculada Concepción, un adagio teológico decía: decuit, potuit, decif. La Inmaculada Concepción era conveniente, Dios podía hacerla, Dios la ha hecho.